Dos días estuve rezando por mi vida. Pensé: Ya me llevó la chingada. La orden la había dado el comandante ‘El Lucky’.
En aquel entonces líder regional de 'Los Zetas' en Veracruz, Puebla, Oaxaca y Tabasco. Había auditoría, La vida del narco puede ser chingona para quienes les gusta la adrenalina, andar siempre con tu fierro de bajo de la camisa, en una buena troca.
Mirar por encima del hombro a los demás, más cuando te vuelves ‘el señor’, ‘el licenciado’, a como nos decían mucho para despistar. Pero para ser franco, a final de cuentas no es vida, no duermes, siempre estás al teléfono, tienes que estar puesto para lo que pueda ocurrir.
Ya sea un jale o pelarte si te cae la ley, aunque en Tabasco no había tanto desmadre, era más pancho, todos estaban arreglados, con una ligera mueca que dibujaba una sonrisa en el rostro, empieza la entrevista a quien sólo identificaremos como 'El Enano'.
Él fue testigo y protagonista de muchos tratos y escenarios violentos en Tabasco, pero principalmente en Cárdenas, al grado de llegar estar dentro del círculo de grandes capos como Roberto Rivera Arana, alias 'El Comandante' Bebo.
Detenido el 31 de marzo del 2010 en Ciudad del Carmen, Campeche, y de Raúl Lucio Fernández Lechuga, alias ‘El Lucky’, fundador de 'Los Zetas', detenido en Córdova, Veracruz, en 2011.
—Todo fue rápido, cuando me di cuenta ya estaba pagando nómina a policías, militares, marinos, y hasta empresarios, quienes nos lavaban el dinero. Todo estaba tratado. Eran hasta 6 millones de pesos lo que mensualmente circulaban por protección, pero lo bueno estaba en Cárdenas, pues era donde más pagamos, hasta millón y medio sólo ahí, revela.
De taxista a zeta
Sentado sobre una guarnición de una jardinera, vistiendo solamente una playera tipo polo y en sandalias, ‘El Enano’ nos platica brevemente, aún con desconfianza, cómo ingresó al mundo del narcotráfico.
—Un cuñado fue el que me jaló, la verdad al principio tenía miedo, pero la necesidad es más cabrona. Tenía un año de haber salido del ‘reclu’. Caí por un pinche cuatro que me puso la empresa para la que trabajaba. Me acusó del robo de electrodomésticos, todo por no querer liquidarme los años de servicio. Cuando salí, sólo de taxista encontré chamba. Era como el 2008, cuando mi cuñado me presentó al ‘Peje’ y al ‘Tampico’. A éste último la ley nos los entregó para ‘darle piso’.
Fue en una casa de seguridad en Cárdenas donde empecé chofereándole al ‘Tampico’ y mi cuñado por unos meses, luego me enviaron con el contador. Hacía falta gente, se reestructuró la ‘compañía’, porque cayó Antonio Sánchez Hinojosa (a) ‘El Tony’ o el ‘comandante Castillo’.
Ese güey sólo estuvo un mes, cuando lo apañó la Marina y tuvimos que ponerle varios puntos (casas de seguridad) a la ley, para que se calmara la bronca.
¿Por qué Cárdenas?, bueno, pues sencillo, era más seguro, casi todos los jefes de plazas se internaron aquí. Controlabas todo: La gente, la ley... los halcones estaban por todos lados, cuando llegaba algún operativo o movimiento extraño desde que entraban al municipio ya estábamos enterados, tienes por donde salir y donde entrar, en un rato estas en Cárdenas y en minutos ya estas en Paraíso, Huimanguillo y hasta Veracruz.
Todos estaban ‘tratados’, se pagaba nómina a los ‘pitufos’ (policías). La Federal de Caminos recibía 80 mil pesos mensuales.
A la PGR se le daba lo mismo, y cuando la gente de los discos piratas no se alineaban mandábamos el operativo de los federales a que le rompieran la madre. Ese era el primer aviso, el segundo iban pa' arriba.
Así iba creciendo la nómina, para la Policía Municipal eran 50 mensual, se le daba a tres comandantes, quienes lo repartía entre su gente, y a Tránsito eran 30 mil, mientras que la Ministerial, esa toda estaba ‘tratada’, ahí fue ‘Santo Sapo’ el encargado de arreglarse con ellos, principalmente Los Gopes. A los pelones (soldados), esos hijos de su pinche... se les daba 250 mil pesos.
Me acuerdo que una vez me levantaron, llevaba yo la nómina, luego se reportaron con el señor y les dieron indicaciones que me soltaran. Ahí me dejaron tirado rumbo a Comalcalco, me pusieron una madriza, pero les salió caro el asuntito, cometieron el error de decir que me habían puesto porque trabajaba yo para 'El Golfo', luego me enteré apareció uno de ellos en el centro de Cárdenas todo picado,-dijo- bajo una risa sarcástica.
Comienza la ‘limpia’
Cuando Mateo (fundador Zeta y líder de la plaza) cae, el ‘Milimétrico’ toma el control del Cártel del Golfo aquí, yo llego y Los Zetas ya habían roto con el cártel y hacen su propia organización: ‘La compañía’, así nos llamábamos. Así empieza la pelotera, porque casi todos eran zetas en Tabasco, empiezan a levantar a los administrativos, los de la maquila. Los que no se alineaban iban para abajo.
Luego cuando ‘El Tlapa’ llega a encargado de la región sur, se dicta que se aplique el operativo ‘rastrillo’ o ‘barredora’.
Cada que un jefe de plaza cayera por la ley, para tratar de salvar lo más que se pudiera, porque arriba está grueso el pedo, por eso es que a cada rato aparecía un ejecutadito por aquí, otro por allá, 'Los Zetas' levantaban a propios zetas, se quedaban los de confianza, el resto eran enterrados o cocinados en ácido.
—Fueron muchos los finados, más de lo que te imaginas. Cuando yo me fui a Veracruz ya iban como 170, ¡uta!, quizás muchos más, y eso que yo entré quizás en el 2008, y en el 2011 ya estaba en Córdova.
Pero muchos no aparecieron y ni aparecerán, la mayoría era gente de nosotros que empezaron a realizar sus jales aparte o a clavarse la lana, ya de plano gente que no quería cooperar. Me acuerdo cuando ordenaron alinear a los piratas (vendedores de discos ). No quisieron trabajar para 'La Compañía’ y terminaron embolsados.
‘Me amarró Lucky, y casi no la cuento’ —Cuando yo llego a Córdova, ya era jefe de estaca. Había pasado por administrativo.
Donde nunca estuve fue en la maquila, era donde se hacía la droga, la cual se tenía que rebajar hasta tres veces para sacarle una buena lana y ‘el señor’ estuviera contento con uno.
Era una reunión convocada con el comandante ‘Bebo’, pero no, estaba el comandante ‘Lucky’ en su lugar. Cuando llego al punto, bajamos de la camioneta y a mí me dejan afuera. Sólo estaban los jefes.
Luego me llamaron a una de las casas de a lado y me amarraron, me vendaron, no me golpearon, pero así estuve dos días.
Pensé que hasta ahí había llegado.
Yo sólo escuchaba cuando arrastraban a los que estaban conmigo, eran como cinco los batos.
—Te cargó la chingada por rata, decían cuando jalaban al de a lado. Cuando yo sentí que me tomaron del brazo, tenía los huevos en la garganta, pensé que me había cargado la chingada, pero luego me quitaron la venda, me soltaron las manos y me dijo un cabrón, gordo, como de 1.80 metros: Te hablan allá, jálale. Era el comandante ‘Lucky’, quien de inmediato me dijo: Te la pelaste ‘Enano’. Ahí supe que había una auditoría, los que no pasaban los ‘cocinaban’ ahí mismo.
Me dejan como encargado de plaza en Coatzacoalcos, ahí me entero que el ‘Fresa’ y el ‘Tampico’, responsables de Cárdenas y Villahermosa empezaron un jale aparte. Amarraron a unos vende carros de Periférico y a un doctor que ya tenían jale con nosotros. Se dio la orden de darles para abajo (matarlos), pero se pelaron y se fueron a esconder a un hotel que resultó ser el Luna Azul. Por el ‘Fresa’ intervino su papá, que es un teniente del Ejército que trabajaba para la letra, por eso fueron entregados a la ley, pero luego de una semana nos devolvieron al ‘Tampico’, ya te imaginaras-, concluye llevándose la cerveza a la boca.
—Luego cae el ‘Lucky’ y varios patrones. La letra empieza a perder fuerza, se nos meten los Templarios en Coatza y Tabasco.
Los ‘pelones’ (sicarios de Los Beltrán Leyva) también, La Familia’, a todos los frenamos, pero la ‘Compañía’ se empieza a desmoronar. Me acuerdo que el señor Lazcano (‘El Lazca’, entonces líder de Los Zetas en el país) dio órdenes de no cobrar derecho de ‘piso’ y ‘levantar’ a todo aquel que tuviera cuentas pendientes, pero varios que trabajaron para nosotros empezaron hacer sus grupos y empezó
otra guerra a menor escala. Es donde aproveché, había salido bien en mi auditoría y quería aprovecharlo, vi la oportunidad y la agarré.
Se que es difícil de creer, pero tampoco te voy a decir cómo lo logré, no me lo creerías, pero es mi boleto.